viernes, 26 de marzo de 2010

La otra primavera

En primavera además de las idílicas flores que subí estos días, aparecen también otras imágenes no tan idílicas como las de este tejón, melón, tasugu o melandru, fotografiado cerca de Cuevas en Aller, subiendo al Puertu la Braña o Alto de San Isidro.
Los tejones y muchas otras especies como los erizos o curcuspines, salen aprovechando las ventanas de buen tiempo, a recuperar energía tras la hibernación y a veces no vuelven.
En una carretera extremadamente transitada como esta, y que atraviesa zonas de alta densidad de fauna salvaje, que es corredor de fauna y se supone que paso crítico para la comunicación de las zonas oriental y occidental de Asturias (para el oso por ejemplo), hay tramos que son un auténtico embudo y una trampa para la fauna, un ejemplo es la zona de rectas tras pasar el pueblo de Cuevas subiendo hacia las praderas donde se encuentra la central hidroeléctrica. Ahí el talud ha sido reforzado con una escollera de piedra y cualquier animal que entre en la carretera se encontrará atrapado durante al menos un kilómetro de una falsa recta que hace que además el tráfico supere la señalización de límite de velocidad.


Bienvenidos a la tierra donde no hay pasos de fauna y en cambio se pelean por colocar carteles fosforito para que los turistas puedan saber que allí hay osos.
Esto es el resultado

martes, 23 de marzo de 2010

Fotos de prímulas y narcisos


Son delicadas sólo en apariencia, son las primeras en aparecer tras el invierno, tienen una estrategia de floración basada en aparecer cuando no hay competencia y cuando la ausencia de hojas en los árboles les permiten obtener el máximo de luz. Son tan comunes que no las vemos, pero siempre merece la pena echar un vistazo alrededor.

martes, 16 de marzo de 2010

Narcisos en zapatillas

En estos días de comienzo de primavera una de las mayores satisfacciones naturalistas las ofrece la floración de las especies tempranas como prímulas o sobre todo los narcisos o lirones (Narcissus sp.).
Reconozco que dada mi formación académica como biólogo de bata, reconvertido en zoólogo mi formación botánica es casi autodidacta y los narcisos, que siempre han despertado mi fascinación por su delicadeza engañosa, son un grupo en el que casi todos sus miembros me habían parecido "iguales".
Pero últimamente, ayudado por libros excelentes de divulgación como la "Guía de las Joyas de la Botánica de Asturias" del profesor D. Tomás Emilio Díaz, voy siguiendo rutas diferentes y atreviéndome a entrever un mundo fascinante de diversidad.
Así que en el colmo del optimismo me propuse fotografiar e identificar un par de especies de narcisos que surgen junto a la iglesia de Raíces en Castrillón. Ya sabía dónde, y cuando. Sólo faltaba qué me iba a encontrar.
No ha sido difícil identificar al Narcissus triandus L. Tiene tres o más flores (a veces dos)colgantes, con el perianto blanco marfil y los tépalos vueltos sobre el tubo que es largo y verdoso.
Tampoco lo ha sido identificar al Narcissus bulbocodium L. var. citrinus (Baker), por sus flores amarillo limón, con perianto en forma de embudo, corto y con los tépalos formando un ángulo de 90 grados con el perianto o dirigidos hacia la corona.
Pero ya fue más complicado identificar a algunos ejemplares que presentaban características intermedias, a veces extraordinariamente nítidas y otras más difusas, pero claramente híbridas.
Así que dando vueltas observando estambres, leyendo descripciones, creo haber llegado a la conclusión de que he fotografíado una pequeña población de Narcissus x fosteri un híbrido originado a partir de los dos anteriores, de los que la única referencia silvestre en Asturias estaba en Brañes (Uviéu). La descripción ofrecida por Díaz coincide con los que yo he visto:
"Hojas en la base más o menos lineares. Flores amarillo pálido, con corona grande, mayor o un poco más corta que el tubo o los tépalos. Estos espiralados, patentes o dirigidos hacia la corona..."
Os ofrezco la muestra fotográfica que suele ser la mejor forma de comprobar lo dicho.
Un saludo y disfrutad de la primavera.

Aportaciones de primavera

Hoy la entrada no es mía. Sólo serviré de transmisor de un texto escrito (y creo que publicado) por Rafa Balbuena a la sazón redactor en La Voz de Avilés y naturalista, historiador, musiquero, etc. por formación y afición. También la foto es suya, obtenida hace unos días en Somao. Un saludo y un agradecimineto público a Rafa y al resto de los que de forma visible o anónima sois participantes de este blog incipiente y de sus reflexiones naturales.


SALAMANDRA 12 MARZO, MUROS-PRAVIA

A pesar de las bajas temperaturas que se registran en la zona de desembocadura del Nalón (concejos de Pravia, Soto del Barco y Muros), a estas alturas de mitad del mes de marzo la naturaleza despierta del letargo invernal. Aún es pronto para ver llegar los vencejos comunes (Apus apus), aunque no es extraño que en la Cordillera se puedan ver ya golondrinas (Hirundo rustica), pero las abundantes poblaciones florecientes de Narciso (Narcissus sp.) en la comarca de este hallazgo indican que la primavera se acerca.

Al grano: en la zona limítrofe entre los concejos de Pravia y Muros de Nalón, más concretamente en Somao, localicé el pasado viernes 12 (12:45 horas) este ejemplar de Salamandra común (Salamandra salamandra). Si bien no es raro que algunos ejemplares de la especie eludan el proceso de hibernación en cotas bajas como esta, me llamó poderosamente la atención lo vivaz del espécimen (suelen ser extremadamente dados a la cachaza), y también el hecho de que me lo encontrase al borde de la nueva acera que se construye junto a la rotonda de entrada a Muros, en una pequeña sebe. Más curioso aún es encontrarla al mediodía, siendo en esta época del año esencialmente nocturna y poco dada a dar señales de actividad antes del crepúsculo.

Al hilo de esto, la comarca del Bajo Nalón, incluyendo el concejo de Cudillero, es terreno abonado para la leyenda negra de la Salamandra o Sacabera, donde la especie tiene una terrible fama de “extremadamente venenosa” y por ello muy temida. Esto se extiende a amplias zonas de la Asturias rural. Afortunadamente, estas creencias populares empiezan a ser erradicadas, y la toxicidad del animal, que la tiene como procedimiento de defensa ante los depredadores, se limita a una secreción sobre su piel que produce irritación de las mucosas o de heridas abiertas sobre la piel, en caso de manipulación o contacto. Su colorido llamativo (de extremada variabilidad según el espécimen) la hace fácilmente visible a esos depredadores, por lo que la producción de fluido irritante es una excelente arma disuasoria a la hora de ser “paladeada” por las fauces de zorros, cigüeñas y otros “cazadores inexpertos”, que por otra parte, y según el más puro proceso de aprendizaje pavloviano, rara vez vuelven a importunar a ninguna sacabera que se cruce en su camino.

Volviendo a las leyendas de la Salamandra, también tiene fama de resistir la acción del fuego. Una falacia más, que según parece hunde sus raíces en la cultura grecolatina, probablemente al asimilarse la especie al mito de Tritón o al más siniestro de Hades. Creo que algo de esto se comenta en el ‘Teatro crítico universal’ del Padre Feijoo, pero no tengo a mano el tomo correspondiente. No es raro, por otra parte, que el benedictino se sintiese intrigado por la especie, ya que en el Oviedo actual se puede localizar, en plena ciudad, una subespecie muy localizada, Salamandra salamandra bernerdeci, que al parecer también ha registrado presencia en Picos de Europa. De lo que no hay duda es que era normal verla en el Jardín de los Peregrinos de la catedral ovetense, junto a la Cámara Santa, pero las últimas obras en el entorno se cargaron toda la vegetación, imponiendo una especie de jardín zen, sólo de rocas. Menos mal que por lo menos dejaron el olivo milenario… Acabo aquí, no sea que empiece a ganarme enemigos en el cabildo…
Rafa Balbuena

jueves, 4 de marzo de 2010

Sedimentos

El proceso básico de la geomorfología externa, es decir aquello que modifica la forma externa de nuestro planeta de manera continuada, es el ciclo de erosión transporte y sedimentación. Es un ciclo continuo, habitualmente lento incluso para los parámetros humanos.

Ese ritmo gradual, uniforme, propuesto por primera vez por Charles Lyell a principios del siglo diecinueve, describe los cambios geológicos de forma que "los sucesos observables en la actualidad, operando a tasas característicamente graduales, podían explicar todo el desfile de la historia planetaria sin necesidad de invocar paroxismos globales episódicos o periodos primitivos de cambio planetario tumultuoso" (tomado de "Las piedras falaces de Marrakech" S.J.Gould, 2001, Colección Drakontos, Ed. Crítica).

Esto fue también una de las premisas básicas de Darwin en su teoría de evolución de las especies por medio de la selección natural: los cambios en las especies son graduales, nimios, pero acumulados pueden producir y, de hecho producen, cambios profundos que dan lugar a nuevas especies.

Ambas posiciones han ido poco a poco pasando de ser un dogma absoluto a ser, al menos parcialmente, cuestionadas. No en el fondo, la evolución existe sin duda alguna, y los cambios geológicos graduales son una herramienta poderosa en la transformación de una Tierra que tiene todo el tiempo a su disposición, pero quizá se puedan dar otras posibilidades en la forma.

Quizá los cambios graduales lo sean en escalas de tiempo geológico, pero para los humanos, esta escala es demasiado grande y lo gradual a menudo lo percibimos mejor si lo podemos calificar de repentino o incluso catastrófico.

Para la parte de evolución biológica véase la teoria de los equilibrios puntuados, o evolución "a saltos" propuesta por Eldrige y Gould.

Para los cambios geológicos véase las fotografías del mar frente a la desembocadura del río Nalón el pasado domingo 27 de febrero. Una capa densa de sedimento procedente del arrastre del río tras el deshielo de esa semana, cambia el color del mar y es arrastrada por las corrientes en dirección a sus depósitos naturales, las grandes playas que se extienden entre la desembocadura del Nalón y el Cabo Peñas.


Un mínimo cambio en la historia geológica de la Tierra. Pero una prueba evidente del poder de la erosión, el transporte y la sedimentación que no siempre funciona en pequeñas gotas si no en grandes avenidas.
Saludos
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