Estos días de primavera hay espectáculo gratuito casi en cada esquina de Asturias, algunos son dinámicos pero lentos, como la floración de muchas de nuestras especies o la progresiva aparición de las hojas, de forma escalonada, de abajo a arriba y dependiendo de las especies.
Pero otro tipo de espectáculos son más rápidos y a menudo difíciles de seguir, es el caso del cortejo de muchas especies o de la cría de sus retoños.
Uno de estos espectáculos es la construcción, o mejor dicho la adaptación de un nido por parte del trepador azul (Sitta europaea). Este ave inconfundible aprovecha cada resquicio de las cortezas para buscar su alimento, y lo hace boca abajo, lo que le da una diferencia importante frente a otras especies como los agateadores (Certhia sp.) que explotan este recurso recorriendo el tronco y ramas de los árboles boca arriba.
Aprovecha para criar en huecos de los árboles o sobre todo en nidos abandonados de pícidos, es decir de pájaros carpinteros. Pero los nidos que aprovecha, o los huecos, a menudo tienen un agujero de entrada demasiado amplio, pues su tamaño es pequeño, menor que un mirlo y mayor que un carbonero o un herrerillo.
Así que el trepador adapta el nido, su entrada, limitando su diámetro, añadiendo barro, tapando parcialmente el agujero, quitando una astilla aquí, poniendo una pella de arcilla por allá.
Por eso en esta época del año, podemos ver trepadores en el suelo, recogiendo barro para adaptar su nido, nerviosos porque no están en su elemento habitual y siendo bastante fieles al lugar donde se recoge este material.
Os ofrezco un par de fotos donde se ve un trepador en el suelo cogiendo barro. Y otro trabajando en el tronco de un cerezo para arreglar a su gusto la entrada.
Es un espectáculo efímero que requiere observación, tiempo y suerte, pero merece la pena dedicarle algo de nuestro tiempo.
Saludos
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