Como para muchos otros la época veraniega se aprovecha para conocer otros lugares, a veces más interesantes, otras veces menos, pero si se sabe mirar siempre sorprendentes.
Entre las sorpresas de esta ocasión está Saldaña, una pequeña villa hacia el norte de Palencia, situada estratégicamente en una zona de vegas extraordinariamente fértiles y antes de los páramos y montañas más norteñas.
Hay en las cercanías una excavación arqueológica llamada Villa Tardorromana de la Olmilla, de una gran extensión, con múltiples estancias, termas privadas y con unos mosaicos extraordinariamente bien conservados con una escena de caza estupenda y unas enormes cuernas de ciervo halladas en las excavaciones producto de las monterías de la casa.
En Saldaña hay una plaza vieja extraordinaria, restos de un castillo, un pequeño museo arqueológico y alguna casa blasonada muy interesantes.
Pero por deformación personal me llamó poderosamente la atención un detalle en la principal de esas casas blasonadas contigua a la Plaza Vieja antes mencionada.
Una zarpa de oso clavada en el alero de la fachada principal. No supe cuantos siglos llevaba ahí clavada, casi escondida a los ojos de los paseantes, aunque muy visible si se busca. Me recordó la garra, también de oso que según una noticia leída hace tiempo en Quercus, adorna la puerta de la iglesia de un pequeño pueblo de Ávila recordando la antigua distribución del plantígrado en la Península.
Esta zarpa de Saldaña recuerda también que los osos llegaron no hace tanto a las puertas de la villa y que ahora se refugian apenas en La Pernía formando parte del núcleo oriental de osos cantábricos que a duras penas sobrevive entre Cantabria, Palencia, León y Asturies.
¿Será pronto un recuerdo como la zarpa de Ávila de antiguos esplendores? ¿o será una premonición de una futura recuperación de territorios?
Entre las sorpresas de esta ocasión está Saldaña, una pequeña villa hacia el norte de Palencia, situada estratégicamente en una zona de vegas extraordinariamente fértiles y antes de los páramos y montañas más norteñas.
Hay en las cercanías una excavación arqueológica llamada Villa Tardorromana de la Olmilla, de una gran extensión, con múltiples estancias, termas privadas y con unos mosaicos extraordinariamente bien conservados con una escena de caza estupenda y unas enormes cuernas de ciervo halladas en las excavaciones producto de las monterías de la casa.
En Saldaña hay una plaza vieja extraordinaria, restos de un castillo, un pequeño museo arqueológico y alguna casa blasonada muy interesantes.
Pero por deformación personal me llamó poderosamente la atención un detalle en la principal de esas casas blasonadas contigua a la Plaza Vieja antes mencionada.
Una zarpa de oso clavada en el alero de la fachada principal. No supe cuantos siglos llevaba ahí clavada, casi escondida a los ojos de los paseantes, aunque muy visible si se busca. Me recordó la garra, también de oso que según una noticia leída hace tiempo en Quercus, adorna la puerta de la iglesia de un pequeño pueblo de Ávila recordando la antigua distribución del plantígrado en la Península.
Esta zarpa de Saldaña recuerda también que los osos llegaron no hace tanto a las puertas de la villa y que ahora se refugian apenas en La Pernía formando parte del núcleo oriental de osos cantábricos que a duras penas sobrevive entre Cantabria, Palencia, León y Asturies.
¿Será pronto un recuerdo como la zarpa de Ávila de antiguos esplendores? ¿o será una premonición de una futura recuperación de territorios?
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