Hoy la entrada no es mía. Sólo serviré de transmisor de un texto escrito (y creo que publicado) por Rafa Balbuena a la sazón redactor en La Voz de Avilés y naturalista, historiador, musiquero, etc. por formación y afición. También la foto es suya, obtenida hace unos días en Somao. Un saludo y un agradecimineto público a Rafa y al resto de los que de forma visible o anónima sois participantes de este blog incipiente y de sus reflexiones naturales.
SALAMANDRA 12 MARZO, MUROS-PRAVIA
A pesar de las bajas temperaturas que se registran en la zona de desembocadura del Nalón (concejos de Pravia, Soto del Barco y Muros), a estas alturas de mitad del mes de marzo la naturaleza despierta del letargo invernal. Aún es pronto para ver llegar los vencejos comunes (Apus apus), aunque no es extraño que en la Cordillera se puedan ver ya golondrinas (Hirundo rustica), pero las abundantes poblaciones florecientes de Narciso (Narcissus sp.) en la comarca de este hallazgo indican que la primavera se acerca.
Al grano: en la zona limítrofe entre los concejos de Pravia y Muros de Nalón, más concretamente en Somao, localicé el pasado viernes 12 (12:45 horas) este ejemplar de Salamandra común (Salamandra salamandra). Si bien no es raro que algunos ejemplares de la especie eludan el proceso de hibernación en cotas bajas como esta, me llamó poderosamente la atención lo vivaz del espécimen (suelen ser extremadamente dados a la cachaza), y también el hecho de que me lo encontrase al borde de la nueva acera que se construye junto a la rotonda de entrada a Muros, en una pequeña sebe. Más curioso aún es encontrarla al mediodía, siendo en esta época del año esencialmente nocturna y poco dada a dar señales de actividad antes del crepúsculo.
Al hilo de esto, la comarca del Bajo Nalón, incluyendo el concejo de Cudillero, es terreno abonado para la leyenda negra de la Salamandra o Sacabera, donde la especie tiene una terrible fama de “extremadamente venenosa” y por ello muy temida. Esto se extiende a amplias zonas de la Asturias rural. Afortunadamente, estas creencias populares empiezan a ser erradicadas, y la toxicidad del animal, que la tiene como procedimiento de defensa ante los depredadores, se limita a una secreción sobre su piel que produce irritación de las mucosas o de heridas abiertas sobre la piel, en caso de manipulación o contacto. Su colorido llamativo (de extremada variabilidad según el espécimen) la hace fácilmente visible a esos depredadores, por lo que la producción de fluido irritante es una excelente arma disuasoria a la hora de ser “paladeada” por las fauces de zorros, cigüeñas y otros “cazadores inexpertos”, que por otra parte, y según el más puro proceso de aprendizaje pavloviano, rara vez vuelven a importunar a ninguna sacabera que se cruce en su camino.
Volviendo a las leyendas de la Salamandra, también tiene fama de resistir la acción del fuego. Una falacia más, que según parece hunde sus raíces en la cultura grecolatina, probablemente al asimilarse la especie al mito de Tritón o al más siniestro de Hades. Creo que algo de esto se comenta en el ‘Teatro crítico universal’ del Padre Feijoo, pero no tengo a mano el tomo correspondiente. No es raro, por otra parte, que el benedictino se sintiese intrigado por la especie, ya que en el Oviedo actual se puede localizar, en plena ciudad, una subespecie muy localizada, Salamandra salamandra bernerdeci, que al parecer también ha registrado presencia en Picos de Europa. De lo que no hay duda es que era normal verla en el Jardín de los Peregrinos de la catedral ovetense, junto a la Cámara Santa, pero las últimas obras en el entorno se cargaron toda la vegetación, imponiendo una especie de jardín zen, sólo de rocas. Menos mal que por lo menos dejaron el olivo milenario… Acabo aquí, no sea que empiece a ganarme enemigos en el cabildo…
Rafa Balbuena
A pesar de las bajas temperaturas que se registran en la zona de desembocadura del Nalón (concejos de Pravia, Soto del Barco y Muros), a estas alturas de mitad del mes de marzo la naturaleza despierta del letargo invernal. Aún es pronto para ver llegar los vencejos comunes (Apus apus), aunque no es extraño que en la Cordillera se puedan ver ya golondrinas (Hirundo rustica), pero las abundantes poblaciones florecientes de Narciso (Narcissus sp.) en la comarca de este hallazgo indican que la primavera se acerca.
Al grano: en la zona limítrofe entre los concejos de Pravia y Muros de Nalón, más concretamente en Somao, localicé el pasado viernes 12 (12:45 horas) este ejemplar de Salamandra común (Salamandra salamandra). Si bien no es raro que algunos ejemplares de la especie eludan el proceso de hibernación en cotas bajas como esta, me llamó poderosamente la atención lo vivaz del espécimen (suelen ser extremadamente dados a la cachaza), y también el hecho de que me lo encontrase al borde de la nueva acera que se construye junto a la rotonda de entrada a Muros, en una pequeña sebe. Más curioso aún es encontrarla al mediodía, siendo en esta época del año esencialmente nocturna y poco dada a dar señales de actividad antes del crepúsculo.
Al hilo de esto, la comarca del Bajo Nalón, incluyendo el concejo de Cudillero, es terreno abonado para la leyenda negra de la Salamandra o Sacabera, donde la especie tiene una terrible fama de “extremadamente venenosa” y por ello muy temida. Esto se extiende a amplias zonas de la Asturias rural. Afortunadamente, estas creencias populares empiezan a ser erradicadas, y la toxicidad del animal, que la tiene como procedimiento de defensa ante los depredadores, se limita a una secreción sobre su piel que produce irritación de las mucosas o de heridas abiertas sobre la piel, en caso de manipulación o contacto. Su colorido llamativo (de extremada variabilidad según el espécimen) la hace fácilmente visible a esos depredadores, por lo que la producción de fluido irritante es una excelente arma disuasoria a la hora de ser “paladeada” por las fauces de zorros, cigüeñas y otros “cazadores inexpertos”, que por otra parte, y según el más puro proceso de aprendizaje pavloviano, rara vez vuelven a importunar a ninguna sacabera que se cruce en su camino.
Volviendo a las leyendas de la Salamandra, también tiene fama de resistir la acción del fuego. Una falacia más, que según parece hunde sus raíces en la cultura grecolatina, probablemente al asimilarse la especie al mito de Tritón o al más siniestro de Hades. Creo que algo de esto se comenta en el ‘Teatro crítico universal’ del Padre Feijoo, pero no tengo a mano el tomo correspondiente. No es raro, por otra parte, que el benedictino se sintiese intrigado por la especie, ya que en el Oviedo actual se puede localizar, en plena ciudad, una subespecie muy localizada, Salamandra salamandra bernerdeci, que al parecer también ha registrado presencia en Picos de Europa. De lo que no hay duda es que era normal verla en el Jardín de los Peregrinos de la catedral ovetense, junto a la Cámara Santa, pero las últimas obras en el entorno se cargaron toda la vegetación, imponiendo una especie de jardín zen, sólo de rocas. Menos mal que por lo menos dejaron el olivo milenario… Acabo aquí, no sea que empiece a ganarme enemigos en el cabildo…
Rafa Balbuena
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