Los azulones, ánades reales o coríos riales, ya están emparejados y guardando territorio. En esta época, totalmente engalanados los machos y elegantemente discretas las hembras, se advierte como pocas veces la diferencia abismal entre ambos sexos (dimorfismo sexual) y la necesidad de pasar inadvertida de las hembras que son las que incuban y cuidan las crías y deben de ser lo más crípticas posibles. Los machos en cambio muestran a las claras lo fuertes y sanos que están, lo bien que superan el invierno y lo buenos que son sus genes: no pueden brillar más, y es un precio caro el que pagan, tanto energético como llamando la atención.
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