lunes, 10 de junio de 2013

Ser o no ser (25 años del Parque Natural de Somiedo)

Uno es lo que es. Al menos yo creo que uno puede aparentar lo que no es durante un tiempo, pero antes o después la esencia, lo que uno verdaderamente es, surge. Y si no, te pierdes y generalmente también pierdes.

Si uno deja de ser lo que es, ¿qué queda? Una impostura, una mentira, un error.

Somiedo está ahora mismo en esa situación, tiene que ser lo que es, tiene que volver a ser lo que lleva 25 años siendo (o debiendo ser).

Trataré de explicarme.

El Parque Natural de Somiedo fue el primero declarado por el Principado de Asturies. Fue una apuesta personal de los gobernantes de aquella época y una apuesta clara de los habitantes de aquella época. Su constitución es probablemente el mejor ejemplo de éxito de un espacio natural protegido: ha mejorado la situación de sus habitantes, ha mejorado la percepción de los mismos y de los visitantes del espacio natural, y ha servido de modelo y ejemplo para muchos otros espacios, tanto en la gestión como en su desarrollo.

¿Ha sido todo maravilloso? No. En absoluto. 
El éxito de la recuperación (de momento) de la población osera y el éxito aparente del propio Parque, con una mejora en las condiciones económicas de los habitantes y en materias como la reducción del número de incendios, eclipsa en gran medida defectos en la gestión y en el balance de estos años que dan las pistas de por donde se puede mejorar.

Como en muchas ocasiones los problemas vienen provocados por la avaricia, por el ansia viva de exprimir las condiciones económicas y los recursos con un horizonte a corto plazo que no tienen en cuenta el devenir global del Parque y sus ecosistemas.

La avaricia convirtió La Pola de Somiedo en un "quiero pero no puedo" con una urbanización en bloques fuera de su sitio, con especulación por un suelo que deberían ser huertos o pastos, con una piscina climatizada imposible de mantener.... la avaricia creo de la nada un espacio industrial cambiando las leyes o las normas del Parque a su conveniencia (y un puente enorme) para quedar con un palmo de narices y una Fuente del Oso seca.

La subida a la Farrapona fue otra forma de avaricia, de fama o de notoriedad. Mejorar la carretera fue una burda disculpa para llevar a Somiedo la Vuelta. Tal vez fuese muy importante  pero al final no creo que sea el modelo. 
Llevar grandes pruebas, conseguir a mil corredores pisoteando los brezales fuera de pista, mentir respecto a las razones...
Acabar con las subvenciones al teitado (el chocolate del loro en cuestión de dinero pero el impulso que necesita la gente para tener una razón y mantener los teitos que ya no son prácticos pero que son lo que buscan los visitantes)

Poner al oso en la picota, conseguir que rinda beneficios a costa del emblema de Parque...
La avaricia no es el camino. La destrucción es el modelo del corto plazo.


Somiedo necesita investigación, que traen descubrimientos como la nueva especie de hinojo descrita por José Antonio Fdez Prieto, educación ambiental, congresos de hongos o de conservación de ecosistemas, necesita recuperar el orgullo por lo que verdaderamente tiene: una naturaleza y una diversidad excepcionales.
No puede convertirse en un parque temático. No es un parque de atracciones, no puede asumir macro acontecimientos de ningún tipo, ni estaciones de esquí (afortunadamente ollvidadas), ni olvidar su impresionante patrimonio cultural y etnográfico reduciéndolo a mini museos de cajas de cartón. Y los experimentos en ese sentido no llevan a ninguna parte.

Es lo que es. Un reducto único de biodiversidad. De convivencia entre hombres y medio. Un ejemplo a medio hacer de desarrollo sostenible (el desarrollo sostenible no existe, o eso creo, pero aquí llegó a parecérsele).
Un laboratorio de estudio, de comprensión del juego natural. El perfecto lugar para declarar una Reserva de la Biosfera.


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