"Los Dioses condenaron a Sísifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza" Albert Camus
Hace muchos años que leí el mito de Sísifo. Y en muchas ocasiones, cuando se trata de los temas de naturaleza y medio ambiente en Asturies, sobre todo cuando se trata de la relación de la sociedad con las espacies y los espacios protegidos, me siento más o menos igual: empujando una y otra vez una gran roca que vuelve a caer. Y vuelta a argumentar, y vuelta a empezar.
Ahora son las carreras por la montaña: están de moda.
Ahora toca correr por el monte. Pues vale. Cada uno disfruta de su tiempo y de su cuerpo como buenamente puede y quiere.
Ahora toca correr por el monte. Pues vale. Cada uno disfruta de su tiempo y de su cuerpo como buenamente puede y quiere.
Pero no vale cualquier monte, montaña o cuesta. No. Últimamente la moda lleva a correr justo por los últimos espacios más o menos libres de aglomeraciones y de humanidad que nos quedan.
No vale subir el Gorfolí veinte veces, o ascender el Aramo desde Morcín, o recorrer incansables las pistas de los aerogeneradores de las Sierras de Taramundi, o las plantaciones de eucaliptos de Villaviciosa.
¡Anda que no tienes monte, desniveles, pistas, barro, piedras.....!!!! Puedes hacer desniveles de 1000 metros en 6 km. Tan ricamente.
Pero no. Eso no nos vale. Hay que ir a lo último en espacios protegidos. Hay que subir a lo alto de Somiedo, a lo alto de Picos, meterse en áreas restringidas de Muniellos.....
Señores ¡que si están protegidos será por algo!!!
¿Donde está la protección en poner a correr a 600 tíos por medio de un espacio que alberga los mejores valores naturales de Asturies (y casi de Europa)?
Seguro que es de lo más sostenible. Pero falta sentido común.
Yo no digo nada de los corredores: se ofrece una competición con unas condiciones atractivas y un reto interesante y no hay deportista que se resista. Dentro de las mismas formaciones ecologistas hay personas que practican este deporte y comprendo perfectamente que si me ofrecen elegir entre correr por Somiedo, o correr por los ocalitales de Pillarno (y Pillarno es bien guapo)..... pues no hay color.
El problema está en los permisos, en las propuestas, en los responsables que aceptan con total alegría que una carrera de alto impacto atraviese por cualquier sitio sin antes comprobar si es viable. Ya no digo sostenible, porque hace tiempo que ha dejado de tener significado, me refiero a viable porque se haya estudiado y no represente un impacto para las espacies y los espacios de ese entorno.
Como de costumbre, al principio, cuando eran unos pocos, el impacto era menor y las razones eran mayores.
Ahora ya es más difícil de justificar, pero al haber aceptado los comienzos resulta casi imposible recular.
Ahora también las carreras por montaña se han convertido en un negocio (ya, ya lo sé, negocio es todo y los espacios protegidos no pueden ser un desierto económico), con patrocinadores, empresas de servicios, cobertura mediática, y la lógica de la publicidad.
Y en ese terreno es donde se resbala. Porque ante la proliferación de carreras por toda la geografía asturiana, española y europea, y dado que el mercado es limitado (al fin y al cabo a pesar de ser una moda que gana adeptos, no todo el mundo puede meterse kilómetros de monte corriendo) hay que especializarse y diferenciarse. ¿Cómo? Corriendo por lugares "especiales y únicos".
Y los ayuntamientos y pueblos se echan en los brazos de este nuevo maná de posibles beneficios sin poner ni un "pero".
¡¡¡Pero si es que los espacios por donde corren están protegidos porque son especiales y únicos y viceversa!!!
El problema no está en correr. El problema está en no conocer si esa actividad provoca un impacto objetivo por donde se corre. No hay un conocimiento real de ese impacto. Unos dicen que sí y otros que no, pero no hay ningún estudio serio que avale una u otra posición.
A mí el sentido común o el exceso de prevención, me dicen que tiene que haber impacto severo. ¡Pero no lo sé! Ni yo, ni tampoco aquellos que autorizan las carreras por dentro de los espacios protegidos.
En muchas ocasiones he oído a los habitantes de estos espacios o su entorno, que las autorizaciones o la legislación que les afecta, es arbitraria.
Pues deben tener razón, porque en este caso no hay razones objetivas que avalen que pueden realizarse este tipo de actividades sin impacto asumible por el sistema, y se autoriza. Y la arbitrariedad, conduce a la injusticia.
Así que no se trata de prohibir (que también sería arbitrario) si no de conocer, valorar y decidir. ¿En qué sentido? Pues en el de la lógica del espacio por el que se quiere realizar la actividad: priorizando las razones por las que consideró su protección.
Es decir ante la duda, no tocarlo.
Y por lo mismo, mientras no se realicen los estudios pertinentes, que garanticen que las carreras de montaña que atraviesan espacios naturales protegidos no causan un impacto asumible por los ecosistemas y las especies que lo habitan, no deberían ser autorizadas.
Además, si es un negocio, el coste de los estudios debería ser asumido por las empresas organizadoras, siendo públicos y con posibilidad de alegación. Un estudio de impacto ambiental.
Pero estos razonamientos se consideran ataques y provocan urticaria a los alcaldes y compañía.
En el mes de Julio de 2014, el codirector de Picos de Europa ya alertaba de este problema en el Parque, aunque no lo solucionaba, pues, como en otros lugares, siguen poniendo parches.
http://www.lne.es/oriente/2014/07/10/agustin-santori-moda-carreras-montana/1612535.html
Y ya hay voces desde los propios corredores en las que se alerta de la necesidad de realizar al menos un estudio preliminar de impacto:
http://carreraspormontana.com/noticias/medio-ambiente-y-carreras-por-montana
Y un ejemplo de lo dicho, aunque sea de forma pionera:
http://issuu.com/festucaelegans/docs/evaluacionambiental_carrerasxmontan
Yo no digo nada de los corredores: se ofrece una competición con unas condiciones atractivas y un reto interesante y no hay deportista que se resista. Dentro de las mismas formaciones ecologistas hay personas que practican este deporte y comprendo perfectamente que si me ofrecen elegir entre correr por Somiedo, o correr por los ocalitales de Pillarno (y Pillarno es bien guapo)..... pues no hay color.
El problema está en los permisos, en las propuestas, en los responsables que aceptan con total alegría que una carrera de alto impacto atraviese por cualquier sitio sin antes comprobar si es viable. Ya no digo sostenible, porque hace tiempo que ha dejado de tener significado, me refiero a viable porque se haya estudiado y no represente un impacto para las espacies y los espacios de ese entorno.
Como de costumbre, al principio, cuando eran unos pocos, el impacto era menor y las razones eran mayores.
Ahora ya es más difícil de justificar, pero al haber aceptado los comienzos resulta casi imposible recular.
Ahora también las carreras por montaña se han convertido en un negocio (ya, ya lo sé, negocio es todo y los espacios protegidos no pueden ser un desierto económico), con patrocinadores, empresas de servicios, cobertura mediática, y la lógica de la publicidad.
Y en ese terreno es donde se resbala. Porque ante la proliferación de carreras por toda la geografía asturiana, española y europea, y dado que el mercado es limitado (al fin y al cabo a pesar de ser una moda que gana adeptos, no todo el mundo puede meterse kilómetros de monte corriendo) hay que especializarse y diferenciarse. ¿Cómo? Corriendo por lugares "especiales y únicos".
Y los ayuntamientos y pueblos se echan en los brazos de este nuevo maná de posibles beneficios sin poner ni un "pero".
¡¡¡Pero si es que los espacios por donde corren están protegidos porque son especiales y únicos y viceversa!!!
El problema no está en correr. El problema está en no conocer si esa actividad provoca un impacto objetivo por donde se corre. No hay un conocimiento real de ese impacto. Unos dicen que sí y otros que no, pero no hay ningún estudio serio que avale una u otra posición.
A mí el sentido común o el exceso de prevención, me dicen que tiene que haber impacto severo. ¡Pero no lo sé! Ni yo, ni tampoco aquellos que autorizan las carreras por dentro de los espacios protegidos.
En muchas ocasiones he oído a los habitantes de estos espacios o su entorno, que las autorizaciones o la legislación que les afecta, es arbitraria.
Pues deben tener razón, porque en este caso no hay razones objetivas que avalen que pueden realizarse este tipo de actividades sin impacto asumible por el sistema, y se autoriza. Y la arbitrariedad, conduce a la injusticia.
Así que no se trata de prohibir (que también sería arbitrario) si no de conocer, valorar y decidir. ¿En qué sentido? Pues en el de la lógica del espacio por el que se quiere realizar la actividad: priorizando las razones por las que consideró su protección.
Es decir ante la duda, no tocarlo.
Y por lo mismo, mientras no se realicen los estudios pertinentes, que garanticen que las carreras de montaña que atraviesan espacios naturales protegidos no causan un impacto asumible por los ecosistemas y las especies que lo habitan, no deberían ser autorizadas.
Además, si es un negocio, el coste de los estudios debería ser asumido por las empresas organizadoras, siendo públicos y con posibilidad de alegación. Un estudio de impacto ambiental.
Pero estos razonamientos se consideran ataques y provocan urticaria a los alcaldes y compañía.
En el mes de Julio de 2014, el codirector de Picos de Europa ya alertaba de este problema en el Parque, aunque no lo solucionaba, pues, como en otros lugares, siguen poniendo parches.
http://www.lne.es/oriente/2014/07/10/agustin-santori-moda-carreras-montana/1612535.html
Y ya hay voces desde los propios corredores en las que se alerta de la necesidad de realizar al menos un estudio preliminar de impacto:
http://carreraspormontana.com/noticias/medio-ambiente-y-carreras-por-montana
Y un ejemplo de lo dicho, aunque sea de forma pionera:
http://issuu.com/festucaelegans/docs/evaluacionambiental_carrerasxmontan
Quizás amigo Sísifo, consigas que esa roca que empujas sea menos pesada. O bien puede ser que otros que vengan después, encuentren la ladera del monte menos pronunciada... En todo caso tu empeño no habrá resultado inútil. Suerte.
ResponderEliminarRazón no te falta para cualquier actividad en estas zonas se debería ralizar un estudio previo para evaluar el impacto, aunque el sentido "común" ya nos puede avanzar que afectar, afectará . Yo respeto, aunque no comparto a los practicantes de estos deportes extremos que fomentan la competitividad, las prisas, la superación para engordar nuestro querido ego. Pero también ellos y las autoridades deben respetar las normatívas de estos parajes únicos y vulnerables, y no saltarse a la torera cuando les interesa las reglas que otras veces imponen sin reparos.
ResponderEliminarUn saludo