El pasado agosto cuando hice la ruta desde el teleférico de Fuente Dé, no contaba con ver mucho bicherío puesto que el volumen de turistas era más que impresionante. No ví ni un sólo rebeco (y no me extraña con el calor que hacía) ni pajarinos (quitando una collalba y un par de acentores), algún cuervo, y poco más.
Con una excepción: chovas. Chovas piquigüaldas amaestradas para robar la comida a los turistas y que así tengamos una experiencia que contar tipo "oso Yogui".
"- Pues a mí me robaron la comida unos pájaros negros que me atacaron".
Esas palabras textuales las oí en el aparcamiento del teleférico: ¡y casi fueron verdad!!!
Hombre, a mí no me robaron la comida, pero se posaron en la mochila, se pusieron a mis pies mientras comía a la espera de la más mínima migaja, ¡y si llego a echar la siesta me desparasitan fijo!
Había dos tipos de chovas, las marcadas y las "salvajes". Las salvajes apenas se acercaban. Las marcadas o anilladas se subían a la chepa.
Hace tiempo que había leído acerca de un programa de seguimiento de las chovas en Picos, así que deduzco que se hace seguimiento mediante anillas de PVC como en las gaviotas y afines. Y no hace falta ser muy avispado: las anillas eran más que evidentes. Así que ahí os dejo un par de fotos de las atrevidas chovas.
Hola Alberto,
ResponderEliminarla causa efecto no suele ser real, suele haber matices. Me explico, parece que se desprende de tu comentario de esos dos tipos de chova que aquellas que portan anillas están "adiestradas" por portar anillas.
Tal vez el estudio al que haces referencia trata de poner de manifiesto que la introgresión humana en hábitats oligotróficos como es la alta montaña hacen que determinadas especies cambien su comportamiento. Me da igual que sean chovas, que cuervos en una estación de esquí, jabalíes en Collserola, grizzlies en no se que lugar del otro lado del charco..
Donde los humanos metemos la mano, metemos la pata, en conservación se dice "a fed bear is a dead bear"... el cambio comportamental que sufren las diferentes especies cuando las alimentamos suele ser la antesala de muerte de ese animal por diferentes causas, (pérdida de capacidad de búsqueda de alimentos naturales, pérdida del miedo al hombre,...)
El método de trampeo utilizado para capturar a las chovas de Picos en buena medida hace que las menos "temerosas" son las primeras en caer, mientras las que mantienen mayor distancia a los humanos generalmente no caen.
Por tanto las que llevan anillas son aquellas mas "tontas" que han sido engañadas previamente para su marcaje. Esa "tontura" también pudiera ser interpretada como una mejor adaptación a un medio cambiante en el que los humanos incorporamos una nueva variable que es la comida fácil si te arrimas a un mochilero.
Comentas que no viste rebecos, suelen salir cuando parte el último viaje de los "montañeros" que suben en el teleférico a media mañana y se van a media tarde. Como relojes salen de los canchales con las sombras de la tarde cuando en la Vueltona se dejan de oír los gritos (no de las chovas)... y te comen de la mano...
Allí donde se masifica el turismo el impacto es grande, lo queramos o no. La ventaja es que los domingueros no suelen aventurarse mas allá de unos cientos de metros de la "civilización" (el teleférico), por tanto unos metros mas allá las cosas siguen siendo mas - menos naturlales.
Fundo mi opinión en que estuve unos cuantos años siendo uno de los anilladores de ese proyecto, estudiando el comportamiento de las aves alpinas, y cómo no de los humanos que se sentían cual Calleja por unas horas... (no se que etología es mas interesante...)
Un saludo y enhorabuena por tu fantástico blog
Hola Jorge.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.Hacía años que no me acercaba por el teleférico, y aunque siempre era masivo, lo de este agosto me resultó verdaderamente impactante. Y lógicamente el área de influencia de esa masa de humanos se modifica por fuerza, aunque sólo fuese presencia sin sonido o "residuo" ya lo modificaría. Lo de las chovas esperaba una mayor cercanía por simple costumbre, como en la zona de los Lagos de Covadonga, pero fue mucho más allá del simple aprovechamiento de un recurso nuevo. Y caramba, daba que pensar que todas las que tenían ese comportamiento fuesen anilladas mientras que las que no tenían anillas, no se acercaban ni poco ni mucho.
Bueno, pues eso, muchas gracias por el comentario.