Aunque la mayor parte de la gente utiliza esta frase en contextos cotidianos, lo cierto es que no suele aplicarse correctamente según la teoría evolutiva darwiniana, pues en la teoría de Darwin, no caben las modificaciones individuales sobre un contexto dado, es decir, los individuos no cambian por necesidad, al menos no cambian estructuralmente, genéticamente, sobre la marcha.
Pero sí es aplicable a modificaciones de comportamiento en función de cambios ambientales (de una forma u otra esa es la clave del éxito de la especie humana) y suele ser a ese tipo de adaptación a la que se refiere la frase.
Esa clave de adaptación de comportamiento a un entorno cambiante, es la piedra angular del problema en que se ha querido convertir la irrupción de las nutrias (Lutra lutra) en el entorno del Parque de Isabel la Católica en Gijón/Xixón.
Y los que no ha sabido adaptarse al cambio no son ni las nutrias (que lo han aprovechado estupendamente) ni los patos o cisnes, que no han podido porque son animales impedidos de forma artificial (un pato normal si ve una nutria echa a volar, pero si te han cortado un ala para que no te escapes del Parque, lo tienes más complicado y probablemente te cacen).
Los que no han sabido adaptarse son los gestores de medio ambiente, que han tratado de mantener una situación propia del siglo XIX en un parque del siglo XXI. Y esa falta de adaptación se ha transmitido también en los mensajes que se ofrecen a los ciudadanos y que son el bombardeo constante de nuestro tiempo.
La respuesta ante un problema ambiental es el miedo y enrocarse. Y eso que las nutrias no son un problema, al contrario son la evidencia de que algo se ha estado haciendo bien en los últimos años, o al menos que ha dejado de hacerse mal.
Que las nutrias hayan pasado a formar parte de un parque urbano en Gijón/Xixón, debería ser motivo de orgullo, de publicidad, de expresión de éxito de la conservación de nuestros ríos.
Después de décadas de tratamientos agresivos de destrucción de las marismas, de contaminación galopante, que las nutrias reconquisten el cauce y cabecera del Piles, o de cualquier otro de los rías de Asturies solo puede ser motivo de alegría (el saneamiento ha tenido que ver, pero la desaparición de vertidos de las quintanas a los ríos del concejo, probablemente haya contribuido más)
Pero en una sociedad necesitada de emociones periodísticas, primero son las nutrias asesinas y después los pavos reales ataca-niños. Nada contrastado, nada pensado o reflexionado, emociones primarias y cuanto más sanguinolentas mejor.
Nada de aprovechar las circunstancias para crear un entorno verdaderamente naturalizado alrededor del pulmón del Piles, nada de aprovechar para educación ambiental, ni de utilizar adecuadamente el corredor de biodiversidad en que se convierten nuestros ríos.
Nada de poder disfrutar de un parque vivo, sin zombies.
Tampoco se ha tenido en cuenta que la población de patos alicortados han provocado escapes de especies alóctonas cuando han criado, o que la superpoblación de patos sobrealimentados de maiz y "ganchitos", ha dado lugar a brotes graves de botulismo, lo que sí debería preocuparnos: el Clostridium botulinum sí que es un organismo a tener en cuenta y sí es verdaderamente peligroso para los humanos, y no solo para su estética. Nadie nos cuenta que las nutrias entran "a saco" en una población de aves enferma y artificiosamente mantenida (con el gasto correspondiente, no solo cuenta su valor unitario).
Nada de todo ello se ha convertido en un mensaje adecuado que contenga explicaciones comprensibles y coherentes.
Solo el recurso fácil del miedo y el sentimentalismo.
Porque ¿alguien cree de verdad que capturar a las nutrias y trasladarlas es una solución? ¿Nadie ha oído nunca "ponerle puertas al campo"? ¿Convertiremos a la nutria en especie cinegética? ¿Cómo es posible que también los patos y los pavos se hayan vuelto "salvajes"?
Para muestra titulares de los últimos tiempos sobre el Parque y su devenir
Pero en una sociedad necesitada de emociones periodísticas, primero son las nutrias asesinas y después los pavos reales ataca-niños. Nada contrastado, nada pensado o reflexionado, emociones primarias y cuanto más sanguinolentas mejor.
Nada de aprovechar las circunstancias para crear un entorno verdaderamente naturalizado alrededor del pulmón del Piles, nada de aprovechar para educación ambiental, ni de utilizar adecuadamente el corredor de biodiversidad en que se convierten nuestros ríos.
Nada de poder disfrutar de un parque vivo, sin zombies.
Tampoco se ha tenido en cuenta que la población de patos alicortados han provocado escapes de especies alóctonas cuando han criado, o que la superpoblación de patos sobrealimentados de maiz y "ganchitos", ha dado lugar a brotes graves de botulismo, lo que sí debería preocuparnos: el Clostridium botulinum sí que es un organismo a tener en cuenta y sí es verdaderamente peligroso para los humanos, y no solo para su estética. Nadie nos cuenta que las nutrias entran "a saco" en una población de aves enferma y artificiosamente mantenida (con el gasto correspondiente, no solo cuenta su valor unitario).
Nada de todo ello se ha convertido en un mensaje adecuado que contenga explicaciones comprensibles y coherentes.
Solo el recurso fácil del miedo y el sentimentalismo.
Porque ¿alguien cree de verdad que capturar a las nutrias y trasladarlas es una solución? ¿Nadie ha oído nunca "ponerle puertas al campo"? ¿Convertiremos a la nutria en especie cinegética? ¿Cómo es posible que también los patos y los pavos se hayan vuelto "salvajes"?
El último cisne negro de la colección del Parque de Isabel la Católica. Condenado ante el el avance de "lo salvaje" |
Para muestra titulares de los últimos tiempos sobre el Parque y su devenir
"Un nuevo ataque de las nutrias deja sólo un cisne negro vivo en el parque de Isabel la Católica de Gijón"
"Patos 'caníbales' en el parque de Isabel la Católica"
«Imaginen mi histeria hasta que lo saqué de las garras del pavo»
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Un pavo real vuelve a atacar a un niño de 19 meses en el parque Isabel la Católica cuando estaban paseando con su madre por los jardines
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