El viento es helador, y de vez en cuando chubascos traídos desde el Norte azotan la bocana de la Ría. No se puede aguantar mucho tiempo sin moverse y apenas he podido observar un par de cormoranes grandes y unas cuantas gaviotas reidoras que salían de la Ría.
El atardecer parece sólo gris, pero por un par de minutos a lo lejos atardece en naranjas y violetas.
El invierno no sólo llega a las montañas de Asturies.
Anochece en la bocana de la Ría. Se ven los faros de Avilés y Vidío. |
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