sábado, 28 de julio de 2012

No es lobo todo lo que reluce


A menudo una imagen vale más que mil palabras. 
Estos días fue noticia en la prensa que los pastores exigían la erradicación del lobo en el Parque Nacional de Picos de Europa, otros advertían que los daños no estaban siendo pagados, etc.
Con todo el respeto a una profesión extraordinariamente dura como la del ganadero, la del pastor, la de cualquiera que trabaje en el campo, a menudo la línea entre las exigencias y la realidad es muy curiosa.

En la foto se ve un mastín leonés, perro pastor de un rebaño de ovejas en la raya con Somiedo. Perro pastor  junto con otros ocho perros (y un pastor humano). Perros pastores que defienden el ganado día y noche. De noche ellos solos.

En la majada donde este mastín y sus compañeros de guardia se comieron este xato, ayudados por los buitres cuando no había mastines cerca, (por el crotal procedente de Somiedo), había otra novilla más mordida en las patas traseras. "Por los lobos" nos dijo el pastor humano.
Yo no ví ningún lobo, pero los mastines iban por turno a comer de xato muerto, y por turno a echarle un vistazo a la novilla, sospecho que a ver si palmaba o había que rematarla.

Los daños al dueño de las vacas no se los pagará nadie, porque estaban en León, y la vaca era asturiana, y además lo daños serán (sin duda) achacados a cánidos indeterminados lo que para el ganadero asturiano será  como decirle "fue el lobo pero no te lo vamos a pagar". Aunque ahí queda la imagen. Tengo más, pero mi conexión veraniega no da para más que una de cada vez y para testimonio sobra.



Por cierto que el pastor de ovejas afirmaba con rotundidad varias cosas interesantes:
1) Que a él no le faltaban las ovejas gracias a los mastines (lo que era evidente)
2) Que cada vez había más lobos (aunque no los había visto, cada vez había más vacas muertas en el monte)
3) Que a los lobos los soltaban "los de los Parques" ¿¿¿¡¡¡¡!!!!???? 

Una situación verdaderamente curiosa.

jueves, 5 de julio de 2012

Otro planeta

Sin salir de la península hay muchos planetas, muchos mundos, tantos ecosistemas que resulta dificil de destacar entre tanta variedad. Suelo decir que soy más de pueblo que las bellotas que llevan boina, y a menudo cuando salgo de Asturies tengo esa sensación. En algunos lugares esa sensación se multiplica por la avalancha de diferencias.
En la costa de Huelva, todo parecen diferencias, pero hay dos que impactan mis sentidos: una es el calor, la otra la facilidad con la que en pleno verano y desde la misma playa veo especies que en Asturies resultan lejanas o casi rarezas. Digo veo, porque fotografiar es harina de otro costal.
Va una muestra de sensaciones.

Un charrancito (Sterna albifrons) descansa en la playa de Ayamonte rodeado de turistas que también le ignoran.


Los pesqueros entran al atardecer en el Puerto de Isla Cristina. Apenas hay gaviotas a su alrededor. Además son todos arrastreros, con un mismo modelo de barco con el puente muy adelantado en proa. Y aún a la orilla del mar y casi las diez de la noche, a 28º C.

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