miércoles, 8 de marzo de 2017

Omertá


El ganadero que quería el dinero se puso delante del coche y empezó a gritar: "Hijo de puta, cabrón de mierda, chulo. Te voy a matar cuando te vea por la calle. No te quiero ver por Valle del Lago. Te voy a despellejar como el lobo a las cabras. Si te veo por Somiedo, te mato. No salgas de casa por la cuenta que te tiene. Sé donde vives y conozco tu coche. Cuando lo vea te lo destrozo, cabrón"

Fuente la Nueva España 7-3-17

La mayor de las causas de la desgracia que sufre Asturies en la gestión de su cada vez más esquilmada biodiversidad, es la omertá.

Un código oculto, un código de "honor" que prohíbe colaborar con las autoridades legalmente constituidas, bien para informar sobre delitos que se conocen o bien para buscar la propia justicia.

Así se vive en la Asturies rural, y a menudo también en las villas pequeñas o medianas. Siguiendo la máxima perpetua de "pueblo pequeño, infierno grande"

Se vive como en los peores años del terror en el País Vasco profundo. Donde todos saben, todos callan, todos desconfían y todos, por silencio cómplice o por apoyo sincero, son culpables.

Atenazados por un código que impide hablar con libertad, oponerse a la opresión de quien grita más alto, amarrados a presiones sociales que impiden pensar diferente. Dentro de un permanente conflicto de intereses económicos opacos, mezclado con un cóctel explosivo de resentimiento de años, triquiñuelas y frustraciones por permanentes agravios, unos reales, otros inventados.

Unas veces son los incendios, otras matar los cormoranes, otras la pesca furtiva, otras la amenaza o agresión a los que cumplen con el trabajo de proteger la naturaleza, otras colgar lobos exhibiendo en público el poder del furtivo. Todas es el miedo. Miedo al vecino, al qué dirán, a denunciar, a ser despreciado, y miedo a la violencia latente en el fondo de saco de muchos pueblos y valles.

Y como rehenes víctimas de un síndrome de Estocolmo colectivo, los agravios personales se convierten en colectivos y los daños a uno son daños "al pueblo" al que continuamente los políticos, los ecologistas, los guardas.... agreden y denigran porque viven en despachos de ciudad lanzando de vez en cuando lobos, sapos y culebras desde helicópteros negros del viejo ICONA.

Y bajo el silencio cómplice, la administración del gobiernín, empeñada en seguir "arreglando" las cosas con dinero: pagando por daños, permitiendo matanzas cada vez mayores e injustificadas, subvencionando una y otra vez la misma vaca, aceptando el fraude, negando las evidencias, defendiendo alcaldes indecentes, ocultando los datos, pescando votos, abandonando a los guardas a su suerte, dejándose chantajear, permitiendo con un silencio cómplice, la destrucción del patrimonio que debe guardar y garantizar

Y todos bajo una omertá pesada como una losa, cimentada en el miedo, crecida en la desconfianza y alimentada por la certidumbre de que no hay vuelta atrás, de que antes o después no podrán seguir haciendo lo que les dé la gana porque ni el aire, ni los ríos, ni los montes, ni los lobos son suyos y por muchos que maten o exhiban trofeos macabros, ese modo de vida, esa impunidad, ese silencio opresivo, está acabado y son como soldados japoneses luchando en su jungla aunque la guerra se ha perdido. 

Porque saben que ese mundo cerrado donde se disponía de la vida y de la muerte, ya no existe pero se resisten a aceptarlo.


¿Nadie más encuentra similitudes entre lo que ocurre en Asturies con las cabezas de lobo y la iconografía de la mafia?


 

2 comentarios:

  1. ¿El País Vasco profundo? Úa alusión innecesaria e descontescualizada que parece feita para asustar vellas (Os de poblo somos ETA). Úa afirmación falsa, que nun poblo sabemos todos quen furtivea (eu non lo sei) Coa pesca podo aceptalo, pero non, non sabemos todos quen mata lobos e los colga dúa señ, eso é úa mongolada. Tampouco sabemos quen prende lumes (son os montes del poblo e mesmo as casas las que arden, de saber quen lle prendeu lume al que teis (porque si, os montes tein amo, e as casas nin che conto) ¿non vas chamar á Guardia Civil? Eu recordo el incendio de Sarandías (Bual), que se non recodo mal foi nel 89, e en Orbeie (Cuaña) quedamos aislados e as nosas vidas corrían peligro (íbamos a ocultar al que lo fexo?)

    A verdsde é que a estratexia comunicativa de "estamos os ecoloxistas que molamos e están os garrulos dos poblos" (ergo, sería verdá que os ecoloxistas son urbanitas) é suicida, porque perdemos ecoloxistas precisamente entre os vecíos dos poblos, porque llo poñemos difícil. É como en Tordesillas, matan a un toro al ano e boicot a Tordesillas, claro, os antitaurinos que hai en Tordesillas escóndense porque el mundo libra úa guerra contra el poblo. Eso si, en Las Ventas, en Madrid, matan muitos máis toros e naide deixa de ir a Madrid nin esixe aos madrilanos que se posicionen. Madrid, matando toros a tutiplén na feria de San Sidro, é cosmopolita,en Tordesillas son el eslabón perdido...

    Gracias por apartar el ecoloxismo da "Asturias rural e as vilas" (vaia, que sálvanse Xixón, Uviéu e Avilés), el resto de Asturias somos matabichos...

    E si, claro que as cabezas de lobo nos postes son como as cabezas de cabalo da mafia... De lo que concluímos que os sicilianos (ou a Sicilia rural, ou a Sicilia "profunda") son mafiosos de punta a punta del isla... Bah, igual se libra Palermo.

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  2. Interesante el comentario. Tal vez exagerado y quizá perteneciente a otra entrada, porque los entrecomillados no son míos.
    Interesante que puedas aceptarlo con la pesca y con lo demás no. Bueno, hasta cierto punto reafirmas lo que digo porque tal parece que sabes quién furtivea en pesca pero no llamas a la Guardia Civil. O tal vez es que aceptas que se pueda furtivear pescando. No me queda muy claro.
    Interesante lo del toro de Tordesillas, una alusión innecesaria y descontextualizada que parece hecha para interpretaciones políticas, que es en lo que se ha convertido, cuando debería ser una cuestión de educación, una cuestión de cambio de mentalidad, que en Tordesillas aferrados a la costumbre y a la tradición no han sabido o querido cambiar. Algo parecido a lo que ocurre ahora en buena parte del medio rural cuando no ven que determinadas costumbres, formas de hacer o tradicionales, ya no se corresponden con la necesidad de convivencia con el medio actuales.
    Y no creo que sea cuestión de donde vivas la interpretación de como tratas tu entorno. Aunque influye mucho.
    Creo que es cuestión de personas. Y que muchas, muchísimas de las que ahora viven en ciudades o casi ciudades, si estuviesen en el medio rural, actuarían igual de mal.
    Porque en la entrada trato del silencio, buscado u obligado y en mi experiencia personal, existe. Y cuanto menor (numéricamente) es la sociedad en la que te mueves, menos opciones a levantar la voz.

    Interesantes los paralelismos con la iconografía mafiosa (del cine por cierto, y de Las Vegas, Nevada, EEUU. No creo que en Sicilia se pongan cabezas de nada colgando) de advertencia, son evidentes. Y creo que con una intención que no se puede obviar.
    Ahora bien, que quien cuelga las cabezas sea de pueblo, lo has dicho tú, no yo. Puede vivir perfectamente en Oviedo, Gijón o Avilés. Y sigue siendo un mafioso.
    Un saludo

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