Una de las cosas que se pueden aprender del desarrollo de la segunda guerra mundial es que los alemanes abrieron demasiados frentes a la vez, lo que al final les lleva (evidentemente entre otras muchas cosas) a la derrota.
En el concejo de Corvera d'Asturies, han abierto de golpe demasiados frentes en cuestiones medioambientales. Yo les deseo fervientemente un éxito arrollador, pero me temo que se han metido demasiado en la boca para poder revolverlo.
Estos días estuve más que tirado por un gripe trapera y he llegado tarde a enterarme de cual era la discusión, pero me parece de un calado más que importante, sólo que tal vez excesivo para un sólo concejo.
Especies invasoras, eliminación de eucaliptos, recuperación de la cubierta vegetal autóctona, educación ambiental de la población.... demasiado de una vez.
Creo sinceramente que si cumpliesen el objetivo de eliminar las especies invasoras y una campaña intensa de educación ambiental al respecto, el debate sobre el eucalipto se abriría solo y además tendrían muchas más opciones de éxito.
Eliminar las especies invasoras es una obligación legal y todos los ayuntamientos deberían ponerla en práctica, pero es cara "y las flores son tannnnnn bonitas..." Educar al respecto es como mínimo una obligación moral.
Pero los ocalitos, eucaliptos son harina de otro costal. Para empezar son un cultivo. Serán árboles, pero son un cultivo. Lógicamente si se salen de la parcela cultivada deberán ser tratados como plaga que son, pero si no deberá ofrecerse alternativas al cultivo, no creo que prohibir sea la solución.
Y aquí entra el verdadero debate.
Lo que no es de recibo es se sigan ampliando las plantaciones en Asturies como una manta, como una plaga de langosta que asola el suelo y la diversidad, que ahoga el paisaje y lo convierte en una sombra.
Lo lógico y aplicable en Corvera, y en toda Asturies es aquello que define verdaderamente el paisaje cantábrico: un mosaico de especies, aprovechamientos, sebes, praderas, bosques y ¿por qué no? cultivos.
El paisaje de Corvera en los últimos 200 años (o mucho más seguramente) no es un bosque de ningún tipo, es un paisaje agrario, prácticamente desprovisto de árboles, o en todo caso con árboles cultivados. Querer convertir ahora Corvera (o cualquier otra zona) en una foresta autóctona es cuando menos raro.
Lo fundamental es llegar de una vez a un consenso de ordenación territorial para toda Asturies que permita las plantaciones pero no el monocultivo, que favorezca los parches de vegetación con vocación autóctona (y aprovechable) de carbayos y castañales, y abedules y tilos. Que permita corredores de fauna y floara entre distintas zonas de la región y haga saludable el entorno urbano y accesible el rural, dando también opciones de negocio a los propietarios.
Ponernos estupendos ahora quitando todos los ocalitos por decreto es hacer lo mismo (pero al contrario) que lleva haciendo el gobiernín durante décadas arrasando Asturies en un monocultivo, y no lleva al convencimiento, si no al enfrentamiento.
Y adelante con la eliminación sistemática de especies alóctonas (y con la educación ambiental)
Y aquí entra el verdadero debate.
Lo que no es de recibo es se sigan ampliando las plantaciones en Asturies como una manta, como una plaga de langosta que asola el suelo y la diversidad, que ahoga el paisaje y lo convierte en una sombra.
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Esta pegatina acompañó mi Bachillerato y buena parte de mi tiempo de facultad y creo que tiene plena vigencia hoy día |
El paisaje de Corvera en los últimos 200 años (o mucho más seguramente) no es un bosque de ningún tipo, es un paisaje agrario, prácticamente desprovisto de árboles, o en todo caso con árboles cultivados. Querer convertir ahora Corvera (o cualquier otra zona) en una foresta autóctona es cuando menos raro.
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Paisaje del Conceyu de Bimenes con una típica ordenación territorial en la que se entremezclan especies forestales, praderas y cultivos con los pueblos. |
Lo fundamental es llegar de una vez a un consenso de ordenación territorial para toda Asturies que permita las plantaciones pero no el monocultivo, que favorezca los parches de vegetación con vocación autóctona (y aprovechable) de carbayos y castañales, y abedules y tilos. Que permita corredores de fauna y floara entre distintas zonas de la región y haga saludable el entorno urbano y accesible el rural, dando también opciones de negocio a los propietarios.
Ponernos estupendos ahora quitando todos los ocalitos por decreto es hacer lo mismo (pero al contrario) que lleva haciendo el gobiernín durante décadas arrasando Asturies en un monocultivo, y no lleva al convencimiento, si no al enfrentamiento.
Y adelante con la eliminación sistemática de especies alóctonas (y con la educación ambiental)