lunes, 20 de agosto de 2012

Evolución del paisaje


Leyendo y releyendo las opiniones  acerca de la función e importancia de ganaderos y agricultores no dejo de estar completamente de acuerdo en la función que los mismos han tenido y aún tienen en la estructura  actual del paisaje de Asturies. Toda Asturies ha sido moldeada por ellos. Cada valle, cada mortera, cada collada, cada monte tiene dueño, nombre e historia.
Pero eso no quiere decir que el futuro ha de ser igual. De hecho no puede ser igual. Hay un problema de fondo en la interpretación de la evolución del paisaje de Asturies, de su paisaje evidentemente humanizado.
La interpretación de la evolución del paisaje se hace como si fuese la evolución de una población biológica: se habla de adaptaciones, de interacción con otras especies, se habla de uso de los recursos del medio, etc. Un lenguaje evolucionista que ajusta muy bien a las explicaciones que se buscan en las que el resultado final es, en principio, beneficioso para la biodiversidad, los habitantes, el paisaje…. en fin, un auténtico Edén.
Pero en evolución, a pesar del uso de los términos, la base principal del proceso no son las poblaciones si no los individuos, y la explicación de la evolución del paisaje de Asturies es también una cuestión de individuos. De hecho, todo depende de aquello que beneficie no a las poblaciones, no a los pueblos, no a la diversidad, si no a los individuos, lo que beneficie a la supervivencia de los individuos.
Por eso se explica la roturación y la quema, la eliminación de especies competidoras o la caza y pesca sin detenerse en el agotamiento de los recursos. Porque en realidad no son las poblaciones sino el individuo el que busca su supervivencia a costa de lo que sea.
Eso explica también que ante el aumento de la población en el siglo XIX, los recursos del medio se exprimiesen hasta el extremo, porque las normas de la comunidad cambian por las necesidades del individuo y los equilibrios también cambian.
En la estructura actual hay ciertas actuaciones que no son necesariamente válidas. No creo que sea necesario el extermino de especies para el mantenimiento de la actividad ganadera. Las quemas incontroladas, preferentemente de áreas repobladas, no se sostienen para un modo de cultivo y manejo ganadero modernos, pero tampoco tirar los purines en cualquier parte (generalmente cerca del río), abandonar todo tipo de enseres en cualquier lugar del monte o considerar que las normas no rigen para los habitantes del campo igual que para el resto a la hora de cortar, quemar, rozar, atravesar, cazar, etc.
En todo caso el mundo rural (el mundo en general) ha cambiado y los equilibrios del mismo también, de manera que las estructuras existentes quizá no deban seguir los pasos de antes.
Apenas a cinco kilómetros unas huellas de oso indicaban el cambio de paisaje. Lo ganadero cambio el paisaje, lo moldea, lo mantiene, lo define y delimita, convierte a lo salvaje en una reserva.
La vista es hacia Cangas del Narcea desde el límite con Tineo 


Durante siglos “lo manso” dominó Asturies, se expandió y la cambió. Tal vez sea el momento de reequilibrar, de que lo “bravo” adquiera un mayor protagonismo en un mundo que necesita espacios “salvajes” para subsistir.  
Cuidado, con las mismas siempre ha abogado por un esfuerzo suplementario de la sociedad para mejorar todo lo posible las condiciones de vida de la gente del campo, especialmente de los habitantes de los espacios naturales protegidos. Porque “lo manso” sigue siendo parte integrante de nuestra cultura y paisaje, pero las formas de transformación ya no son las mismas y sus métodos y objetivos  tampoco, de forma que la supervivencia del individuo no puede condicionar “incondicionalmente” la conservación de un medio que se dirige hacia un equilibrio distinto.

3 comentarios:

  1. Unas reflexiones muy acertadas. Saludos

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  2. Gracias Jorge
    Por desgracia creo que son voces en el desierto, porque la corriente dominante con capacidad para hacerse oír es la contraria
    Un saludo

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  3. Estoy de acuerdo, pero creo que aún es pronto para que muchas personas que viven en zonas rurales y "amansan", se adapten a esta nueva forma conservación en la que lo bravo domine sobre lo manso. Espero que este cambio llegue a tiempo antes de que sea muy tarde.
    De todas formas se me dibuja una sonrisa cuando veo el límite de muchas manchas de bosque, subir por las vallinas de muchas de nuestras montañas, creo que ese es un buen camino a seguir.

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