martes, 29 de abril de 2014

Parque Natural de Valderejo

En el sur, suroeste de Álava, donde la llanada alavesa se ve interrumpida por los montes Obarenes, en el límite con Burgos (solo se puede acceder por carretera a través de la provincia de Burgos), está el Parque Natural de Valderejo.

Es un Parque Natural pequeño, bastante pequeño para las dimensiones de los parques naturales asturianos. Es también un parque tremendamente alterado por la acción humana, donde las zonas llanas internas son un continuo de praderas y cultivos, y las laderas que cierran prácticamente por completo al valle, están cubiertas de pino silvestre cultivos maderables pero que dan aspecto de bosques. El resto, porcentualmente poco, pero ecológicamente fundamental, son hayedos, robledales de roble melojo, encinares, sabinares en el páramo superior, etc. 

Es un ejemplo estupendo de zona de transición entre el mundo atlántico y el mediterráneo, y además tiene zonas de vegetación continental adaptados a condiciones de temperaturas extremas. 

Cartel informativo de las rutas y servicios del Parque.

Vista general del Parque, de su zona central, desde la ermita de San Lorenzo, situada en lo alto de un escarpe calizo, dominando el valle.

Buitre leonado sobrevolando el Parque. En los cortados que hay sobre el valle se concentra una buena colonia de buitre que además tienen comida abundante en el muladar del Parque.

Las escarpaduras calizas, las formaciones kársticas son las dominantes en el valle. La alternancia de las praderas del fondo del valle, los escarpes verticales que lo cierran, y las parameras secas en altura que rodean el valle central, le otorgan una alta diversidad de paisajes y a pesar de la humanización, de fauna y sobre todo flora. 


Aunque en el Parque vimos vacas con aspecto híbrido, grandes catos cupones del tipo que llamábamos "charolases", blancas y gordas, las que verdaderamente llamaron mi atención fueron unas vacas más pequeñas y rústicas, roxas oscuras, casi negras, que parecen ser de la raza autóctona vasco - burgalesa, las "terreñas"
Malencaradas. Será que estaban recién paridas.

Abundancia de caballos. Muchos, muchísimos.

La riqueza de este lugar son sin duda sus enormes praderas en el fondo del valle, que en tiempos tuvieron que ser estupendas tierras de labor, y que ahora están llenas de ganado de diferente tipo, pero sobre todo vimos caballos y vacas.

Las mega cuadras (tres naves de enormes dimensiones), estropean el fondo del valle, pero son evidentemente necesarias para la extensa cabaña ganadera especialmente en invierno. Aún así podrían haber sido más discretas.

Solo tres pueblecitos y otros dos abandonados, con una población mínima, en un rincón de aspecto castellano e hibridación vasca.
Reloj en la iglesia de La Lastra, el pueblo principal.



Pueblo de La Lastra, el mayor del Parque y donde está el Centro de visitantes, visto desde la ermita de San Lorenzo, un paseín.
Un último vistazo a un haya y allí escondido entre las ramas, un pico picapinos.

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