martes, 24 de mayo de 2011

La bicha


Lo más habitual es verlas muertas. Atropelladas, apaleadas, pisoteadas o trituradas de cualquier forma. Es habitual que se confundan todos los animales que se arrastren con serpientes.

Tal vez sea un miedo ancestral, tal vez educación, pero lo cierto es que la mayoría de las personas sienten aversión a los ofidios y todos son considerados peligrosos o venenosos.



Esta es una afirmación gratuita que evita ver más allá y disfrutar de animales extraordinarios que las contadas ocasiones que se dejan ver sin ser muertos resultan ser elegantes y suaves, además de unos controladores de roedores excepcionales.



La culebra de collar (Natrix natrix) que vi tenía más de un metro de longitud y se movía lentamente, aunque nunca perdió la cara.

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