lunes, 21 de noviembre de 2011

Un tocho 23 carbayos

En Santalla de Ozcos aprendí más cosas que lo mucho que nos perdemos en el occidente de Asturies. Aprendí que tenemos un buen ejemplo, supongo que uno de tantos, de cómo el hombre provoca su propia ruina por no saber detenerse a tiempo, o por no saber o no querer gestionar bien los recursos disponibles.

Buena parte del territorio de Taramundi, Salime, los Oscos y hacia Galicia, Fonsagrada fue hasta principio del siglo XX, tierra de ferrerías.

Ferrería de Mazonovo

Aprovecharon bien los recursos disponibles: hierro, agua y bosques. Pero los aprovecharon hasta matar la gallina de los huevos de hierro.

La tierra daba hierro pero la proporción era baja y requería un trabajo importante en las fundiciones o ferrerías artesanales hasta obtener el metal en forma de bloques de hierro puro de unos treinta kilos de peso que llamaban tochos.

Los tochos eran trabajados en piezas más pequeñas, en láminas, alambres, varillas, etc. en los mazos cuya fuerza motriz era el agua acumulada en pequeñas presas, los banzaos.

Con esas varillas y láminas trabajaban en las casas, en pequeñas fraguas, fabricando utensilios más modestos tanto para tareas domésticas, como para la venta ambulante con la que complementar los escasos ingresos de las familias.


Los más famosos de esos utensilios fueron y siguen siendo las navajas.


Pero el quiz de la cuestión está en el combustible. Y en esto los Oscos siguieron los pasos de la isla de Pascua (Rapa Nui) en una cuestión medioambiental básica: explotaron los recursos naturales hasta agotarlos. Y en los Oscos una vez agotados cuando la competencia con otras formas ya más modernas de siderurgia acabó dándole la puntilla a la industria artesanal del hierro, allí sólo quedó una tierra empobrecida y olvidada.


Y todo esto por la tala indiscriminada de todo tipo de árboles que llevó a la desaparición de los bosques y a la pérdida de sus recursos.

Porque las fraguas familiares utilizaban como combustible raices de brezo, pero las ferrerías, las fundiciones utilizaban madera de roble carbayo. Y obtener un sólo tocho de treinta kilos de hierro requería talar y quemar 23 robles de gran tamaño.

¡23 robles!

Poco a poco, con la proliferación de las ferrerías, la madera se hizo cada vez más difícil de obtener, y los suelos más pobres. Cada vez estaba más lejos el combustible y llegó un momento que no resultaba rentable.

Así que ni hierro, ni bosques, ni riqueza, ni gente. Y el paisaje de los Oscos cambió para siempre, y aún hoy podemos observarlo a pesar de que la tierra trata de restañar las cicatrices.


Las imágenes están tomadas en el muy recomendable mazo de Mazonovo, muy cerca de Santalla de Oscos y estupendamente explicado por el actual ferreiro Frederick.




Tronco retorcido de haya, no de roble, pero con el mismo origen, cortas selectivas de ramas para obtener madera, combustible. Pero este modo de corta no elimina el árbol, lo desmocha y lo deja crecer. Un método más respetuoso con la sostenibilidad que la tala y quema.



2 comentarios:

  1. la zona de los Oscos es para mi una zona de las más bonitas que nos queda en Asturias,la Asturias profunda, quizás la más hermosa, la menos contaminada de fabricas, vemos en sus árboles colgar los líquenes que solo se ven en las zonas donde la contaminación no llega. Tenemos que conservarla.
    Un saludo

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  2. Los Oscos, esa gran desconocida. Hay tiempo que quiero llegarme por allí, pero también tengo la sensación de que, en aspectos como los que comentas, puede resultar descorazonador.

    Lo ismo que esta noticia que te dejo a continuación: DECLIVE ALARMANTE DE PLANTAS, MOLUSCOS Y PECES DE AGUA DULCE
    La Comisión Europea ha dado hoy a conocer una nueva investigación de la llamada ―Lista Roja europea‖. El patrimonio natural europeo está dando muestras de un declive alarmante, según esta investigación. La Lista Roja Europea parte de la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y ha evaluado gran parte de la fauna y flora silvestres autóctonas de Europa, observando que un porcentaje considerable de los moluscos, los peces de agua dulce y las plantas vasculares se han incorporado a la categoría de especies en peligro. La evaluación de unas 6.000 especies indica que el 44% de todos los moluscos de agua dulce, el 37% de los peces de agua dulce, el 23% de los anfibios, el 20% de una selección de moluscos terrestres, el 19% de los reptiles, el 15% de los mamíferos y las libélulas, el 13% de las aves, el 11% de una selección de escarabajos, el 9% de las mariposas y 467 especies de plantas vasculares están ahora amenazadas.
    http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=IP/11/1387&format=HTML&aged=0&language=ES&guiLanguage=fr

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