lunes, 30 de enero de 2012

En la bocana de Avilés

Con una constancia digna de todo tipo de admiraciones, la naturaleza sigue empeñada en mantenerse contra viento y marea en la Ría de Avilés. Hay elementos que desaparecen como la vegetación de marisma que a duras penas se mantiene en pocos metros cuadrados amenazados continuamente por la "curva de Pachico", el oleaje derivado del paso de las embarcaciones y el dragado de la ría. Otros se mantienen, reaparecen o se hacen más notorios como la presencia de los somormujos, algunas especies de limícolas, algunas especies de gaviotas o las cada vez más atrevidas maveas.

Archibebes en vuelo sobre la ensenada de Lloreu


Es en cualquier caso un pequeño universo de relaciones en un equilibrio inestable, donde las aves, con sus variaciones y fluctuaciones, mantienen una continuidad apreciable.

Hoy voy a destacar tres especies. Es una elección completamente subjetiva. Dos de ellas por elegantes, y por lo que disfruté observando sus evoluciones el sábado; son el somormujo lavanco (Podiceps cristatus) y la serreta mediana (Mergus serrator), buceadoras extraordinarias en el canal de la ría.
La otra especie es un limícola al que no le gusta el limo: el correlimos oscuro (Calidris maritima), especializado en los pedreros de la bocana y quizá por la costumbre de tratar con los pescadores, extraordinariamente confiado.
Correlimos oscuro (Calidris maritima)

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